El coaching es una herramienta y metodología para el desarrollo personal y profesional que consiste en acompañar a una persona o a un grupo de ellas, con el propósito de ayudarles a lograr sus objetivos en la vida personal y/o profesional con responsabilidad y desde la acción efectiva.
Es un proceso de aprendizaje que facilita al coacheé (cliente/equipo) sacar lo mejor de sí mismo y le ayuda a desarrollar capacidades y habilidades necesarias para el desarrollo del potencial humano.
El coaching asistido con caballos se basa en el proceso de coaching tradicional, pero con una metodología propia y un planteamiento efectivo de alto impacto dónde el caballo cobra protagonismo y forma parte de las dinámicas. Es un proceso vivencial entre el caballo y la persona, dónde el animal se convierte en tu espejo. Es un trabajo de pie a tierra y se trabaja sin montar al caballo.
Son sesiones personalizadas, dependiendo del objetivo que se quiera conseguir, tanto a nivel individual como de equipo y están supervisadas en todo momento por un coach y un experto equino profesional. Se desarrollan en un entorno de libertad y en plena naturaleza, donde el estrés, el ruido o las prisas no tienen cabida
El objetivo de cada sesión es trabajar y potenciar, de una manera rápida y eficaz, el autoconocimiento, la integración de equipos, la gestión emocional, el liderazgo o la comunicación, entre otros. Durante la realización de los mismos, se crea un clima de colaboración y de aprendizaje fomentando el descubrimiento y manejo de esas cualidades y actitudes.
Te permite identificar cómo estás, cómo te sientes, cuáles son tus puntos fuertes, tus miedos, tus reacciones, cómo es tu comunicación, tanto la verbal como no verbal, tu corporalidad, etc. y descubrir cuáles son tus áreas de mejora, facilitando el desarrollo de tus aptitudes y competencias.
¿Y por qué con caballos?
Los caballos son animales sociales, amables, cariñosos y altamente emocionales, capaces de percibir nuestras emociones de manera inmediata.
Sea cual sea el concepto que tenemos de los caballos, cuando están cerca, nos conectamos a ellos a través de campos de energía. Dentro de esa conexión existen diferentes niveles de comunicación y comprensión. Hay un proceso analítico continuo que tiene lugar desde la perspectiva del caballo, que nos conduce a una aventura en conciencia.
El término “conexión” se utiliza frecuentemente en el mundo equino como un medio para medir cómo nos llevamos con un caballo en particular.
La presencia que proyectamos es fundamental para una buena comunicación y, en general, los caballos son más conscientes de la presencia de la energía humana de lo que los humanos somos de la suya. Sin embargo, la presencia es mucho más que una unión momentánea. Se trata de permitir que la información emerja de lo cual normalmente no somos conscientes, aumentando la espera de nuestros conocimientos más allá de las normales ideas preconcebidas. Esto quiere decir que, en vez de hacer suposiciones o seguir rutinas, tenemos acceso a un nivel de existencia más pertinente. La conexión puede tener lugar sin distinción ya estemos montando, cuidando un caballo o simplemente en un contacto fugaz.
A diferencia de los humanos, los caballos no están dispuestos a aceptar ningún tipo de incongruencia, ya que esto los lleva a un estado de agitación. Con frecuencia, los seres humanos toman información incoherente de los demás, unas veces por ignorancia y otras veces por no hacer bien las cosas. En seguir siempre el ejemplo del caballo, descargándose de lo que siento en vez de dejar que se asiente en mí como una carga no deseable.
Son auténticos maestros en la práctica del “aquí” y el “ahora” y unos medidores fabulosos de la autenticidad. Los caballos buscan autenticidad porque quieren conectar con nosotros. La autenticidad puede definirse como estar conectado con nuestra presencia energética, correlacionando y amalgamando nuestros estados emocionales internos y externos sin conflicto alguno en ninguno de estos niveles. Cuando se expresa la autenticidad, somos capaces de “ver” el interior del caballo desde nuestro interior.
La intención es diferente de la atención, pero ambas están vinculadas. El caballo está atento a nuestra intención; por consiguiente, es fundamental ser consciente del potente movimiento energético que esto desencadena. Los caballos también tienen sus propias intenciones y cuando están en manada pueden cumplirlas.
El estado de la mente afecta la calidad de la intención, lo cual explica por qué los efectos pueden variar. La intención es una aplicación que puede aprenderse; no se trata de un don especial o exclusivo
Los caballos son animales de gran sensibilidad y empatía, actúan como un espejo captando de inmediato nuestro estado emocional.
No mienten, no manipulan, no tiene ego, no juzgan, pero si reaccionan sobre lo que percibe, no critican ni analizan lo que hacemos, sencillamente reaccionan e interactúan al estímulo que produce nuestro estado emocional o lenguaje corporal. Son capaces de acentuar nuestra sensibilidad y potenciar cualidades como la empatía, la comunicación no verbal y la relación con los demás.
Sus reacciones son la respuesta a los niveles energéticos que recogen, siempre son honestos y congruentes.
Los ritmos corporales (físico, mental, emocional) están íntimamente unidos al estado de coherencia cardíaca. El corazón es considerado como un oscilador eléctrico maestro: sentimientos positivos como la calma, el cariño o la alegría colaboran en el estado armónico del organismo (especialmente en el St. Cardiovascular); emociones como el miedo, la ira, la tristeza o el estrés varían la frecuencia cardíaca alterando el estado de coherencia y desestabilizando el sistema corporal.
El campo electromagnético del corazón humano es 5000 veces más potente que el del cerebro. La física cuántica sostiene que el corazón es el cerebro emocional, como intermediario sutil de nuestros pensamientos y sentimientos más básicos.
El corazón de un caballo posee un campo electromagnético cinco veces más grande que el humano, lo cual afecta directamente (por resonancia) a nuestro propio ritmo cardíaco.
El equino tiene una capacidad de percepción muy desarrollada que le permite sentir y percibir los
Los caballos viven en manada, y siempre eligen un líder y todos siguen al líder. La manada para ellos es el equipo. Por eso son maestros de hacer equipo y de liderazgo.